Así como existen términos nuevos en la
sexualidad humana como: metrosexual, transexual y transgenerista, ahora aparece
otro, desconocido para la mayoría pero que empieza a tomar gran fuerza en la
sexólogía: "el
vegansexual".
Para entrar es contexto es necesario conocer
que; el veganismo o vegetarianismo es una filosofía y un estilo de vida, basado
en el respeto hacia los animales con capacidad para sentir. Según los creadores
del veganismo, Elsie Shrigley y Donald Watson, todas las formas de explotación y
crueldad hacia el reino animal constituyen unas conductas horrorosas similares a
la esclavitud humana. Por lo tanto, los veganistas no usan ni consumen productos
que proceden de los animales, por ejemplo: no usan ropa, calzado o accesorios de
cuero, lana o seda, rechazan los experimentos con animales, se niegan a consumir
huevos, carne o miel, etc.
"El vegansexual" es aquella persona que decide no tener pareja que use o consuma productos derivados de los animales. Este concepto de orientación sexual fue planteado por el Centro de Estudios Humanos y Animales de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda como parte de una investigación llamada “Perspectivas y experiencias de otros vegetarianos y consumidores éticos”.
Los vegansexualsrechazan las relaciones sexuales con las personas que comen carne porque consideran los cuerpos de esos carnívoros como “cementerios de animales”, construidos y sostenidos por los restos de animales sacrificados en condiciones que los hicieron sufrir. Es por eso que un vegansexual no acepta compartir su intimidad con alguien cuyo olor, sudor, saliva o secreción genital tiene componentes de esos animales que consumen.
Aunque nos parezca extraño, es de anotar que
los vegetarianos aumentan cada vez más y por eso, que no nos vaya a sorprender
que, en algún momento, nos encontremos con alguien que no desea tener una vida
de pareja con otra persona que no tiene restricciones en su dieta.
Así las cosas, de acuerdo con el estudio
neo-zelandés, el sexo es también una forma de activismo que se
acompaña de hábitos de vida saludables (para sí mismo y para el planeta) y es
éticamente aceptable esta novedosa forma de interacción humana.
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